miércoles, 31 de agosto de 2016

Seguiré sacando fotos...

Dicen que los buenos momentos permanecen para siempre en tu memoria como si de fotografías se tratase.



  Esta entrada está programada para subirse el día 31 de agosto a las ocho y media de la mañana, en esos momentos yo estaré pasando la noche en Chicago a pocas horas de coger mi vuelo hacia mi futuro hogar mientras en mi casa está comenzando el primer día de estos 9 meses sin mí (mamá, 9 meses no son nada)

  Y es que en esa noche se que voy a estar recordando todos esos momentos que sin duda me han hecho ser lo que soy hoy en día y que no son más que el comienzo del álbum de fotos de mi vida.

  Me voy por un tiempo, pero conmigo me llevo el olor de la colonia de papá y mamá, también el ruido que hace todas las mañanas mi madre al encender la cafetera o mi padre cuando pone la radio esa que lleva en casa desde incluso antes de que yo llegara.
  Me llevo esas prisas de todos los días cuando creo que llegar al insti a tiempo es misión imposible, pero que mi padre me demuestra no sé aun cómo que es posible llegar incluso antes de que suene el timbre.
  Me llevo el silencio dormido de las primeras horas de clase, y el nerviosismo del ambiente que se nota a las últimas. No puedo olvidar mis recreos con Sofi yendo a comprar jamón serrano al supermercado, y mi chicle de mora de cada día.
  Me llevo la alegría de mis padres cada vez que un examen sale bien, al fin y al cabo ese es el premio: su sonrisa. Incluso me llevo la palabra "tensión" para cada día en EE.UU. papá.
  No pienso olvidar el olor a pan recién horneado del hall de casa de mis abuelos, la sonrisa que me dedica mi abuela cada vez que entro en su casa, y como no, la fantástica biblioteca del abuelo, ya me gustaría a mi ser una décima parte de lo curioso que era él.
  Me llevo los nervios de antes de cada clase de violín y del dolor de barriga con el que salgo de cada clase de orquesta por culpa de las risas que me echo con Chantal. Y mis FLOROS siempre presentes eh!
  No me olvido de la JOL que por muchas pegas que pongo, no es más que mi lado más vago hablando, porque en realidad me encanta y la gente que hay allí aún más.
  Por supuesto que conmigo siempre están los buenos momentos con mis amigos, y ¿por qué no decirlo? todas las gilipolleces que hacemos juntos, que nos son pocas.
  Las tardes de viernes de clase con Iván, que ya pueden pasar horas que ni me inmuto, y cuando acaban la vuelta por León con Sof no puede faltar, aunque no hagamos nada más que calle ancha arriba y abajo pasando frío en invierno y calor en verano, al fin y al cabo esa es la esencia de León ¿no?
  Ni loca se me pasan las tardes que se convierten en noches de reuniones familiares con la tortilla del bar de la tía donde las risas y la moto de Javier siempre son protagonistas.
  Me llevo todas las navidades, Semanas Santas o cualquier excusa para reunir a cualquiera de las dos familias.
  Me tengo prometido traer alguna golosina americana para Diego, aunque tendré que traer más, porque conozco al resto de mis primos.
  Me llevo el abrazo de cualquiera de mis tres hermanas y los consejos de las dos mayores. De la peque no puedo más que decir que es lo más bonito que tengo.
 Me llevo aquel día 26 de enero, cuando junto a mi padre y mis amigos me enteraba de que esta aventura no hacía más que comenzar.
 Me llevo el sonido de las llaves que hace papá cada noche al llegar del trabajo, ese ruido que pone la casa patas arriba para ir corriendo a darle un beso, ese ruido que haré yo al llegar a casa dentro de 9 meses, aunque esa Marina no será la misma ya que en su álbum tendrá muchísimas más fotos de las que ya tiene, recuerdos que le habrán hecho crecer como persona, o eso espero.

Os llevo a todos y volveré con más.

Y es que seguiré sacando fotos para ese álbum desde Estados Unidos.

UN BESO ENORME DESDE EL AEROPUERTO DE CHICAGO HASTA DONDEQUIERAQUEESTÉIS!!!!

Marina.

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